sábado, 8 de agosto de 2009

TRES AÑOS DE LACTANCIA MATERNA


Paula y "una parte de mi".

Dentro de poco mi gordita y yo cumpliremos los tres años de lactancia.

Antes de tenerla en mis brazos nunca pensé que llegaríamos a tanto. Bueno, si he de ser sincera, cuando la tuve tampoco lo pensé. E incluso ahora, embarazada, cuando pienso en el dolor de mis pezones en algunos momentos, no sé cómo lo hemos conseguido. Siempre he dicho que Paula ha mamado por cabezonería... ¿habrá salido a sus padres?

Los comienzos. Hospital Doce de Octubre.
Con el parto no os vuelvo a aburrir, ya os he contado bastante... y ya os tocará leerme más. La lactancia fue el mismo cantar. Lo primero, todo el mundo te dice que le des el pecho y tú estás convencida de que es lo mejor y que es lo que quieres hacer. Es lo natural ¿no? ¿Natural? ¿Y si es así por qué Paula no se engacha? Solución, consulta a las enfermeras. ¡¡¡Quien me mandaría!!! Los remedios, despertarle dando tobitas en los pies y cuando llore a rabiar le metes la teta en la boca. Si, si, como lo leéis, ahí le enchufas la teta, que entre hipo e hipo lo mismo traga algo. Como a malas soluciones peores remedios, a la enana le dio ictericia y se la llevaron a dar "rayitos UVA". Muy morena no salió, pero si con unos cuantos biberones que le endiñaron sin avisar y sin permiso.

Continuamos. Llegada a casa.
La enana y yo seguimos sin acoplarnos a esto de la lactancia. Ella con su hambre y yo con mi dolor de pezones (¡Ay si hubiera sabido antes lo que sé ahora!). Las mismas técnicas aprendidas en el hospital que gracias a Dios fuimos ignorando. Grietas en las que te cabe la uña entera (y por aquel entonces las llevaba largas). El enganche era un suplicio, además de que lo más suave que salía por mi boca, para descargar el dolor, eran piropos del tipo "tacos gordos" dirigidos a mi pitufina. Lo bueno es que quedaba claro que Paula comía, engordaba 500-700 gramos de media a la semana. ¿La solución a mis grietas? Estar como la Venus de Milo, todo el día con las tetas al aire. ¿Me imaginais? Desnuda de cintura para arriba, solo con las tiras del sujetador de lactancia. Vamos que me pensé mucho acercarme a "Mundo Mágico" en Atocha y comprármelo de cuero. Por lo menos estaría sexy y no ridícula. Si ya le añado el látigo... lo más (bueno, digo yo, porque nunca lo he probado).

En este tiempo pensé en dejarlo unas cuantas veces e incluso gritar del dolor diciendo que era imposible que mi lechoncito tuviera hambre. Esta última parte me la recuerda mi madre cuando digo que lo dejaremos cuando las dos implicadas estemos de acuerdo.

El pediatra o cómo joder la lactancia.
¿Qué por qué? Por sus malos consejos. Aunque tengo que decir que fueron sus incongruencias las que nos llevaron por el buen camino. A los dos meses: "Uf, esta niña engorda mucho, vaya leche que tienes. Has de darle solo 10 minutos de cada pecho y deja mínimo 3 horas entre tomas, pero nunca más de 4". Y mi pregunta: "¿pero la lactancia no tiene que ser a demanda?" "pues eso, entre 3 y 4 horas". ¡¡¡Joder con la demanda!!! Le hice caso en los 10 minutos, pero no en lo otro, y me dio por informarme más. En la siguiente visita al pediatra me comenta que ya no engorda tanto y que le tengo que meter cereales. "¿Pero la OMS no dice que hay que dar el pecho exclusivo durante los 6 primeros meses?" Y ahí vino la respuesta inteligente: "Eso lo dicen unos cuantos que odian las frutas y las verduras". ¡¡¡Menos mal que soltó eso!!! Me hizo salir escopetada a buscar información capacitada, los grupos de apoyo a la lactancia, en mi caso La Liga de La Leche. Conseguí información veraz, apoyo de otras madres y padres que han pasado por lo mismo, no sentirme un bicho raro y soluciones.

Como anécdotas os puedo contar que realmente parecía la Central Lechera Asturiana. Si no mamaba Paula, aprovechaba para sacarme leche y tener para que mi gordita comiera de lo mejor cuando tuviera que incorporarme al trabajo. Tenía dos cajones del congelador lleno de tarros. Aún así, mi gordo me llamó la única vez que salí, en la cena de navidad de la empresa, porque la pitufa tenía hambre. ¿Hambre? ¡Cómo es posible! ¡¡¡Pero si tiene reserva por si nos tenemos que esconder en un bunquer hasta que pase el Diluvio Universal!!!

A los 4 meses comenzaron los estiramientos de "pectorales". El mundo es muy interesante y Paula decidía investigarlo mientras estaba enganchada. ¡¡¡Cómo puede darse tanto de si!!! Vamos, que si llega a ser chicle, yo creo que hace hasta pompas. De ahí salió mi undécimo mandamiento: "no maltratarás la teta que te da de comer". Pero obviamente mi gordita y yo teníamos distinta opinión de lo que era ese maltrato.

Mi abuela, la abanderada de la lactancia materna, que no paraba de decirme que solo le tenía que dar el pecho, en el momento que pasé del año no para de decirme lo contrario. ¿Motivo? Que ella lo máximo que dio fue un año y claro, eso es lo bueno.

Pese a todo lo que os cuento, tengo que decir que disfruto y he disfrutado mucho con la lactancia. La cara de mi niña, mirándote con esos ojos mientras mama, o cuando te sonreía. El paso de no saber dar el pecho si no estaba desnuda de cintura para arriba, a poderlo dar casi con cualquier cosa. De darme vergüenza sacar la teta para que mi niña comiese, a sacarla en cualquier sitio porque mi niña tiene hambre, o sed, o simplemente le apetece. El preguntarle una vez que ya sabe hablar ¿te gusta la tetita? ¿a qué sabe? Y ella, entre chupada y chupada te contesta "a leche con galletas, a tortilla, a chocolate, a..." Que te mire desnuda y diga "¿puedo tocarlas?" "las tetitas, qué boniiiiiiitas". Vamos, que lo que me queda claro es que mi gordita, de saber, me diría, como Krahe: "Olé, tus tetas".

No obstante, en algunos momentos, me dan ganas de reivindicar la libertad e independencia de mis tetas y supongo que ahora, cuando tenga a los dos, más. Pero sé que esos momentos van a durar lo que tarde en ver sus caritas de felicidad mientras llenan sus estómagos y sus corazones.

A todas las mamás que siguen dando el pecho, a las que lo dieron, a las que se lo fastidiaron, a las que no quisieron, porque también tienen sus razones, a mis amig@s de Criar con el Corazón por estar siempre ahí, pese a que yo aparezca y desaparezca como el Guadiana, a todos los que nos rodean y han aprendido a respetar nuestra decisión. En fin, a todos mis gorditos y gordita, y a mi gordita más especial, mi enana, que me enseña día a día con esa sabiduría innata e inocente que tienen los niños de la vida.

1 comentario:

edrake dijo...

Tu foto conPaula es preciosa, ¿podria utilizarla en mi pequeña campaña a favor de la lactancia materna y el colecho? http://actuable.es/peticiones/pidele-leire-pajin-se-respete-y-proteja-lactancia