Somos el resultado de nuestras vivencias y de lo que nos hemos dejado moldear por los personajes que forman parte de ellas.
domingo, 30 de agosto de 2009
MILLENNIUM
Me gusta leer, me encanta, pero tengo que reconocer que desde bien pequeña me dejaba guiar por el diseño de la portada y por el título. Luego me leo la contraportada a ver si puede seguir interesándome. Eso es lo que ha hecho que no me atrayera en absoluto esta trilogía. Su deprimente portada hacía que me echara para atrás. Fueron las recomendaciones y el tener la certeza de que este verano me tocaría ver la peli (mi costillo lo pronosticaba), lo que hizo que me decidiera. Comencé a buscarlos por las librerías, eso sí, con el firme propopósito de encuadernarlos a mi gusto... aunque eso signifique dejarme los dedos cosiéndoles.
Soy de las pocas personas que conozco a las que no apasionó la primera entrega, "Los hombres que no amaban a las mujeres". No es que no me gustara, es que al terminar tenía la impresión de haberlos leído mejores. El segundo me atrajo mucho más, me encantó, y el tercero, aún con sus partes un poco pesadas, me ha dejado con ganas de un cuarto.
Ahora, en la distancia, tengo que reconocer que me gustaron todos mucho más de lo que supuse en un primer momento. Es más, que me siguen dando qué pensar.
Hablando del primer libro, lo que más me ha interesado son los 3 planteamientos morales que comentan los dos protagonistas, así como sus distintos puntos de vista.
Aún sin haberlo leído los podéis contestar y os aseguro que no destrozo tampoco nada del mismo:
1.- ¿Está por encima el derecho a la intimidad de una persona, aún si descubres que es un ladrón, asesino, pederasta...? Hablamos de que lo descubres de forma no "legal"
2.- ¿Hasta qué punto la educación que recibe una persona es la única responsable de sus actos? ¿Tenemos siempre capacidad de elección y de rebelarnos?
3.- ¿Es culpable una víctima, que no denuncia y no hace nada, de lo que su "torturador" siga haciendo con otras personas?
Para los que han leído los libros, decir que yo, excepto matices, me acerco más a la opinión de Lisbeth Salander. Y hablando de ella, es lo que peor he visto en la adaptación que han hecho para la película, su personaje.
Foto obtenida de http://carteles.metropoliglobal.com/wp/los-hombres-que-no-amaban-a-las-mujeres-millennium-i/
La película tiene, como todas, sus pegas. La primera que tu imaginación es distinta a la del director. La segunda que en los libros tan densos siempre hay que eliminar cosas. No obstante, me parece una adaptación bastante buena y que no pierde la esencia del libro.
Os animo a enviciaros con las páginas escritas por Stieg Larsson y, a los que no tengan muchas ganas, a acercaros a los cines, que ya deben quedar pocos en los que la proyecten.
Os pongo un par de páginas donde poder buscar información:
http://www.serielarsson.com/index.php
http://www.loshombresquenoamabanalasmujeres.es/
Para terminar, os adelanto que habría disfrutado de lo lindo hace unos meses teniendo la habilidad de la protagonista, ser una prestigiosa hacker.
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lunes, 24 de agosto de 2009
RISAS PASADAS POR AGUA
Este sábado, ya en Madrid, celebramos el cumple de Paula. En su día hicimos una minifiesta con su amiguita de la playa, Lucía, y una parte de los abuelos. Esta vez fue la mulitudinaria que solemos hacer con los amigos y familiares que pueden venir.
La verdad es que a pesar de ser una fecha tan mala, el grupo suele salir numeroso.
Para los que no fueron, aquí les pongo un resumen para desatar envidias. ¡Lástima que no tenga fotos de todo lo que os cuento!
Comenzamos el jaleillo a eso de la una, cuando vino el cocinero, mi tío Carlos. A unos cuantos de los que llegaron después les tocó hacer de "pinches". ¡¡¡Vaya paellita rica que nos comimos!!! (de esto no tengo fotos, pero os la imagináis).
Para sobrellevar "la caló", los peques se metieron en la piscina... ¿solo los peques? Alguien más se animó.
Para los mayores nos tenían preparado otro "remojo" diferente... desde las pistolas de agua, pasando por las mangueras, los cubazos y los "piscinazos". Al final, menos dos o tres desafortunados que siguieron sufriendo este insoportable calor estival, el resto terminamos bien pasaditos por agua.
Los Instigadores
El cazador "cazado"
Los primeros remojados
Los que pensaban que se quedarían como meros espectadores
Luego cama elástica para los peques, tarta con velitas, piñata... y para los que aguantaron (pocos fueron los campeones, la verdad), cenita de barbacoa y horno de leña.
Para no romper la tradición sobró un montón de comida.
Por cierto, tengo que decir que fui una de las remojadas. No respetaron ni el hecho de ser anfitriona, ni reportera, ni de tener barrigota. ¡¡¡Habrase visto!!!
La verdad es que a pesar de ser una fecha tan mala, el grupo suele salir numeroso.
Para los que no fueron, aquí les pongo un resumen para desatar envidias. ¡Lástima que no tenga fotos de todo lo que os cuento!
Comenzamos el jaleillo a eso de la una, cuando vino el cocinero, mi tío Carlos. A unos cuantos de los que llegaron después les tocó hacer de "pinches". ¡¡¡Vaya paellita rica que nos comimos!!! (de esto no tengo fotos, pero os la imagináis).
Para sobrellevar "la caló", los peques se metieron en la piscina... ¿solo los peques? Alguien más se animó.
Para los mayores nos tenían preparado otro "remojo" diferente... desde las pistolas de agua, pasando por las mangueras, los cubazos y los "piscinazos". Al final, menos dos o tres desafortunados que siguieron sufriendo este insoportable calor estival, el resto terminamos bien pasaditos por agua.
Los Instigadores
El cazador "cazado"
Los primeros remojados
Los que pensaban que se quedarían como meros espectadores
Luego cama elástica para los peques, tarta con velitas, piñata... y para los que aguantaron (pocos fueron los campeones, la verdad), cenita de barbacoa y horno de leña.
Para no romper la tradición sobró un montón de comida.
Por cierto, tengo que decir que fui una de las remojadas. No respetaron ni el hecho de ser anfitriona, ni reportera, ni de tener barrigota. ¡¡¡Habrase visto!!!
viernes, 14 de agosto de 2009
TERCER ANIVERSARIO DE MI GORDITA-BRUJITA
Hoy mi gordita cumple 3 añazos... ¡¡¡Cuanto ha crecido!!!
Me acuerdo del día que nació. Esa hermosa sensación al ponerme a mi princesa sobre el pecho y la cara de su padre cuando, una vez cortado el cordón, la cogió mientras me cosían la episotomía. Creo que esa imagen la tengo grabada en el cerebro a fuego.
No sé cómo decirle que ella es el mejor regalo. Que es mi niña. Que la quiero con el alma. Que hace que me sienta cada día más orgullosa de ser su madre. No sé si es consciente de que me derrito cada vez que me dice: "Mamá, ¿sabes una cosa? ¡Te quiero mucho!". O cuando coge mi cara con sus manitas y me da besos. O cuando responde al decirle que es la niña más bonita del mundo con un: "¡Tú si que eres bonita!" o un "¡tú eres la preciosa!" Y si le discuto y le digo que no, que esa es ella, se enfada. Y cuando no dice nada y únicamente me sonríe.
Me encanta mirarla cuando duerme. Ver sus facciones, para mi perfectas. Disfrutar con ella cuando canta, baila, o simplemente cuando hacemos algo juntas y se "parte de risa" como dice entre carcajada y carcajada.
Alucinar de sus rapidísimos avances. Pensar lo deprisa que ha crecido, alegrarme por ello y, a la vez, sentir una tristeza interior por la sensación de que estoy perdiendo a mi niña. Creo que es el miedo a lo desconocido, a que el futuro sea distinto. Y sé que eso no significa que tenga que ser peor, solo distinto. Pero el miedo está ahí.
Mi brujita preciosa cumple tres años y ya la estamos haciendo grande. Que si el cole de los mayores. Que si ya es mayor y no puede llorar, ni hacerse pipí. Que si va a tener un hermanito y le tiene que cuidar y ayudarme. Y lo siento, para mi sigue siendo mi niña. Sigue siendo un bebé, grande, pero un bebé. No tiene que cuidar a nadie, somos sus padres los que tenemos que cuidarles a los dos. No tiene que ayudarme, ni crecer de golpe. Tiene que jugar, seguir siendo niña, disfrutar con su hermano y desarrollarse a su ritmo.
No pienso que sea mala por pillar una rabieta, ni por contradecirme, ni que ha aprendido mucho y me torea. Si acaso me arrepiento de no haber sabido responder siempre a sus necesidades como merecía, y de haber hecho más caso al resto de la gente que a mis sentimientos, intuición o a ella misma. Estoy aprendiendo. No tan rápido como quisiera, pero lo hago. No es que antes no tuviera claro qué es lo verdaderamente importante, es que cada vez lo defiendo mejor.
A veces me canso, me desespero, pierdo la paciencia y deseo como una loca tener un momento de libertad. A veces me ocurre y cuando consigo ese famoso "espacio" comienzo a echarla de menos y a envidiar a todo aquel que esté compartiendo esos minutos con ella.
Mi princesa cumple tres años y me la voy a comer a besos. Mi tesoro sigue creciendo y los que estamos a su alrededor crecemos con ella. ¡¡¡Gracias gordita!!!
Me acuerdo del día que nació. Esa hermosa sensación al ponerme a mi princesa sobre el pecho y la cara de su padre cuando, una vez cortado el cordón, la cogió mientras me cosían la episotomía. Creo que esa imagen la tengo grabada en el cerebro a fuego.
No sé cómo decirle que ella es el mejor regalo. Que es mi niña. Que la quiero con el alma. Que hace que me sienta cada día más orgullosa de ser su madre. No sé si es consciente de que me derrito cada vez que me dice: "Mamá, ¿sabes una cosa? ¡Te quiero mucho!". O cuando coge mi cara con sus manitas y me da besos. O cuando responde al decirle que es la niña más bonita del mundo con un: "¡Tú si que eres bonita!" o un "¡tú eres la preciosa!" Y si le discuto y le digo que no, que esa es ella, se enfada. Y cuando no dice nada y únicamente me sonríe.
Me encanta mirarla cuando duerme. Ver sus facciones, para mi perfectas. Disfrutar con ella cuando canta, baila, o simplemente cuando hacemos algo juntas y se "parte de risa" como dice entre carcajada y carcajada.
Alucinar de sus rapidísimos avances. Pensar lo deprisa que ha crecido, alegrarme por ello y, a la vez, sentir una tristeza interior por la sensación de que estoy perdiendo a mi niña. Creo que es el miedo a lo desconocido, a que el futuro sea distinto. Y sé que eso no significa que tenga que ser peor, solo distinto. Pero el miedo está ahí.
Mi brujita preciosa cumple tres años y ya la estamos haciendo grande. Que si el cole de los mayores. Que si ya es mayor y no puede llorar, ni hacerse pipí. Que si va a tener un hermanito y le tiene que cuidar y ayudarme. Y lo siento, para mi sigue siendo mi niña. Sigue siendo un bebé, grande, pero un bebé. No tiene que cuidar a nadie, somos sus padres los que tenemos que cuidarles a los dos. No tiene que ayudarme, ni crecer de golpe. Tiene que jugar, seguir siendo niña, disfrutar con su hermano y desarrollarse a su ritmo.
No pienso que sea mala por pillar una rabieta, ni por contradecirme, ni que ha aprendido mucho y me torea. Si acaso me arrepiento de no haber sabido responder siempre a sus necesidades como merecía, y de haber hecho más caso al resto de la gente que a mis sentimientos, intuición o a ella misma. Estoy aprendiendo. No tan rápido como quisiera, pero lo hago. No es que antes no tuviera claro qué es lo verdaderamente importante, es que cada vez lo defiendo mejor.
A veces me canso, me desespero, pierdo la paciencia y deseo como una loca tener un momento de libertad. A veces me ocurre y cuando consigo ese famoso "espacio" comienzo a echarla de menos y a envidiar a todo aquel que esté compartiendo esos minutos con ella.
Mi princesa cumple tres años y me la voy a comer a besos. Mi tesoro sigue creciendo y los que estamos a su alrededor crecemos con ella. ¡¡¡Gracias gordita!!!
sábado, 8 de agosto de 2009
TRES AÑOS DE LACTANCIA MATERNA
Paula y "una parte de mi".
Dentro de poco mi gordita y yo cumpliremos los tres años de lactancia.
Antes de tenerla en mis brazos nunca pensé que llegaríamos a tanto. Bueno, si he de ser sincera, cuando la tuve tampoco lo pensé. E incluso ahora, embarazada, cuando pienso en el dolor de mis pezones en algunos momentos, no sé cómo lo hemos conseguido. Siempre he dicho que Paula ha mamado por cabezonería... ¿habrá salido a sus padres?
Los comienzos. Hospital Doce de Octubre.
Con el parto no os vuelvo a aburrir, ya os he contado bastante... y ya os tocará leerme más. La lactancia fue el mismo cantar. Lo primero, todo el mundo te dice que le des el pecho y tú estás convencida de que es lo mejor y que es lo que quieres hacer. Es lo natural ¿no? ¿Natural? ¿Y si es así por qué Paula no se engacha? Solución, consulta a las enfermeras. ¡¡¡Quien me mandaría!!! Los remedios, despertarle dando tobitas en los pies y cuando llore a rabiar le metes la teta en la boca. Si, si, como lo leéis, ahí le enchufas la teta, que entre hipo e hipo lo mismo traga algo. Como a malas soluciones peores remedios, a la enana le dio ictericia y se la llevaron a dar "rayitos UVA". Muy morena no salió, pero si con unos cuantos biberones que le endiñaron sin avisar y sin permiso.
Continuamos. Llegada a casa.
La enana y yo seguimos sin acoplarnos a esto de la lactancia. Ella con su hambre y yo con mi dolor de pezones (¡Ay si hubiera sabido antes lo que sé ahora!). Las mismas técnicas aprendidas en el hospital que gracias a Dios fuimos ignorando. Grietas en las que te cabe la uña entera (y por aquel entonces las llevaba largas). El enganche era un suplicio, además de que lo más suave que salía por mi boca, para descargar el dolor, eran piropos del tipo "tacos gordos" dirigidos a mi pitufina. Lo bueno es que quedaba claro que Paula comía, engordaba 500-700 gramos de media a la semana. ¿La solución a mis grietas? Estar como la Venus de Milo, todo el día con las tetas al aire. ¿Me imaginais? Desnuda de cintura para arriba, solo con las tiras del sujetador de lactancia. Vamos que me pensé mucho acercarme a "Mundo Mágico" en Atocha y comprármelo de cuero. Por lo menos estaría sexy y no ridícula. Si ya le añado el látigo... lo más (bueno, digo yo, porque nunca lo he probado).
En este tiempo pensé en dejarlo unas cuantas veces e incluso gritar del dolor diciendo que era imposible que mi lechoncito tuviera hambre. Esta última parte me la recuerda mi madre cuando digo que lo dejaremos cuando las dos implicadas estemos de acuerdo.
El pediatra o cómo joder la lactancia.
¿Qué por qué? Por sus malos consejos. Aunque tengo que decir que fueron sus incongruencias las que nos llevaron por el buen camino. A los dos meses: "Uf, esta niña engorda mucho, vaya leche que tienes. Has de darle solo 10 minutos de cada pecho y deja mínimo 3 horas entre tomas, pero nunca más de 4". Y mi pregunta: "¿pero la lactancia no tiene que ser a demanda?" "pues eso, entre 3 y 4 horas". ¡¡¡Joder con la demanda!!! Le hice caso en los 10 minutos, pero no en lo otro, y me dio por informarme más. En la siguiente visita al pediatra me comenta que ya no engorda tanto y que le tengo que meter cereales. "¿Pero la OMS no dice que hay que dar el pecho exclusivo durante los 6 primeros meses?" Y ahí vino la respuesta inteligente: "Eso lo dicen unos cuantos que odian las frutas y las verduras". ¡¡¡Menos mal que soltó eso!!! Me hizo salir escopetada a buscar información capacitada, los grupos de apoyo a la lactancia, en mi caso La Liga de La Leche. Conseguí información veraz, apoyo de otras madres y padres que han pasado por lo mismo, no sentirme un bicho raro y soluciones.
Como anécdotas os puedo contar que realmente parecía la Central Lechera Asturiana. Si no mamaba Paula, aprovechaba para sacarme leche y tener para que mi gordita comiera de lo mejor cuando tuviera que incorporarme al trabajo. Tenía dos cajones del congelador lleno de tarros. Aún así, mi gordo me llamó la única vez que salí, en la cena de navidad de la empresa, porque la pitufa tenía hambre. ¿Hambre? ¡Cómo es posible! ¡¡¡Pero si tiene reserva por si nos tenemos que esconder en un bunquer hasta que pase el Diluvio Universal!!!
A los 4 meses comenzaron los estiramientos de "pectorales". El mundo es muy interesante y Paula decidía investigarlo mientras estaba enganchada. ¡¡¡Cómo puede darse tanto de si!!! Vamos, que si llega a ser chicle, yo creo que hace hasta pompas. De ahí salió mi undécimo mandamiento: "no maltratarás la teta que te da de comer". Pero obviamente mi gordita y yo teníamos distinta opinión de lo que era ese maltrato.
Mi abuela, la abanderada de la lactancia materna, que no paraba de decirme que solo le tenía que dar el pecho, en el momento que pasé del año no para de decirme lo contrario. ¿Motivo? Que ella lo máximo que dio fue un año y claro, eso es lo bueno.
Pese a todo lo que os cuento, tengo que decir que disfruto y he disfrutado mucho con la lactancia. La cara de mi niña, mirándote con esos ojos mientras mama, o cuando te sonreía. El paso de no saber dar el pecho si no estaba desnuda de cintura para arriba, a poderlo dar casi con cualquier cosa. De darme vergüenza sacar la teta para que mi niña comiese, a sacarla en cualquier sitio porque mi niña tiene hambre, o sed, o simplemente le apetece. El preguntarle una vez que ya sabe hablar ¿te gusta la tetita? ¿a qué sabe? Y ella, entre chupada y chupada te contesta "a leche con galletas, a tortilla, a chocolate, a..." Que te mire desnuda y diga "¿puedo tocarlas?" "las tetitas, qué boniiiiiiitas". Vamos, que lo que me queda claro es que mi gordita, de saber, me diría, como Krahe: "Olé, tus tetas".
No obstante, en algunos momentos, me dan ganas de reivindicar la libertad e independencia de mis tetas y supongo que ahora, cuando tenga a los dos, más. Pero sé que esos momentos van a durar lo que tarde en ver sus caritas de felicidad mientras llenan sus estómagos y sus corazones.
A todas las mamás que siguen dando el pecho, a las que lo dieron, a las que se lo fastidiaron, a las que no quisieron, porque también tienen sus razones, a mis amig@s de Criar con el Corazón por estar siempre ahí, pese a que yo aparezca y desaparezca como el Guadiana, a todos los que nos rodean y han aprendido a respetar nuestra decisión. En fin, a todos mis gorditos y gordita, y a mi gordita más especial, mi enana, que me enseña día a día con esa sabiduría innata e inocente que tienen los niños de la vida.
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jueves, 6 de agosto de 2009
DEPILACIÓN DEFINITIVA ¡YA!
Hace tiempo, con motivo de la rotura de mi pie, conté mis aventuras y desventuras a mis amigos de este modo:
Pues nada, ayer tenía la visita al médico para que me quitaran la escayola.
Total, una hace lo que le enseño su abuela. Me ducho (bueno, me medio ducho, porque desde que me caí no sé lo que es darme una ducha en condiciones), me lavo el pelo y me depilo. Todo eso aderezado con unas bragas limpias y en condiciones. Y no os creáis que esto último es fácil, que con los perros en casa, es difícil no encontrar ropa interior sin la marca "Chewbaccitas" (o sea, unos cuantos agujerillos del tamaño de sus dientes).
Claro que una piensa... ¿Y de qué sirve todo esto? Porque sí, el día que me caí iba la mar de mona. Había que causar buena impresión al jefe que era con el que tenía la reunión a primera hora. Como no tenía ni tiempo ni ganas para maquillarme, me había echado una ampolla de germinal, de esas que te mantienen la piel tersa y descansada todo el día. No me sirvió para la reunión, pero si para estar mona y presentable después del lamentable suceso... y para que la gente siga opinando aquello de la rubia tonta. "Muy mona, muy mona, pero hay que ser tonta para colarse por una alcantarilla". Porque seamos sinceros, la cosa suena a chiste.
Pues ayer no me eché la ampollita, no vaya a ser que fuera la causante del mal agüero, ni me maquillé, pero por lo demás, iba perfectamente presentable para cualquier contingencia que pudiera surgir... cualquiera, menos la de quitarme la escayola. ¡¡¡Dios mio, qué pelánganos!!! pocos, pero largos. Total, que se jodió el glamour. Menos mal que en ese momento todavía me estaba curando del impacto de ver que me quitaban la escayola con una sierra circular. Ya casi cuando estaba terminando, me aclara que es una sierra de oxidación (o algo parecido) y que solo corta las partes duras. Pero cuando estás ahí, con la pata chula sobre la camilla, recordando donde tienes los costurones e intentando no respirar, no vaya a ser que ese médico tan amable, que se ha convertido repentinamente en personaje de "La matanza de Texas", se equivoque y desvíe, haciéndote un estropicio un poco mayor del que ya tienes... no sirve de mucho consuelo la explicación.
Para colmo, cuando te quita la escayola empieza a admirar su obra de arte. "Qué sequitas que están las cicatrices" "esto pinta muy bien, está muy bien", "ala, vete a hacer las radiografías y subes a consulta" "¿así? ¿no me vas a poner nada para protegerlo? ¡que tengo tres perros y un niña pequeña!" "no te preocupes que no pasa nada". Joder que no pasa nada. Primero la sensación, cuando bajas de la camilla de que te falta algo. Luego, que tienes dormida la pierna, y la piel y.. todo. Y luego que cuando estás en la sala de espera, esperando (y valga la redundancia) a que te hagan la radiografía, te deleitas admirando lo que al médico le ha faltado catalogar como "obra de arte". Y tu piensas, ¿esto está bien? ¡¡¡Esto no es mi pie!!! Está torcido, hinchado, no tengo forma de tobillo, parezco Frankenstain con los costurones, sigo sin poder plantar ¡¡¡pero qué está bien de todo esto!!! Y para colmo en la consulta me vuelve a decir que todo está muy bien y que comience a mover el pie, sin peso y sin plantar, pero para adquirir movilidad. ¡¡¡Que inútil te sientes cuando ves que es un esfuerzo tremendo mover el pie 1 cm!!!
Total, que solo he sacado una cosa en claro. Espero que con la indemnización me pueda permitir el coste de la "depilación definitiva total" y para la próxima vez, o mejor para las vacaciones, estoy glamurosa y una puede irse a la piscina o a la playa sin preocuparse de si se le notan los pelos o no. Sin estar pendiente de incluir en el neceser la skilepil (o como se escriba), las cuchillas o cualquier aparatejo depilatorio que se precie.
Ahora lo retomo para añadir: ¡¡¡Depilarse es una operación de riesgo para una embarazada!!! Vamos, que ayer estaba yo metida en faena. Piernas embadurnadas de jabón y cuchilla en mano cuando de repente ¿Dónde están mis pelos? ¡¡¡Si no me veo los pies ¿cómo voy a ver esas pequeñas monstruosidades?!!! Vamos, que lo que tengo son tres protuberancias fastidiando cualquier vista. Si, y digo bien, tres. Porque no solo crece la barriga, por lo menos yo soy todo barriga y tetas... y estas últimas también influyen a la hora de quitar visión. Si a estas dificultades le añadimos que soy miope... Las gafas en la ducha mejor ni usarlas, total si se van a empañar y voy a ver peor. Sin gafas una está más o menos acostumbrada, son ya unos cuantos años con esa tendencia a la ceguera y me guío por el tacto. De todos modos tengo que reconocer que depilarme, sobre todo las ingles, miope perdida y con impedimentos físicos para la visión y la manipulación es una auténtica aventura. Para el verano que viene quiero lucir unas piernas y axilas de escándalo y celebrar el funeral de la cuchilla con todos los honores.
Aprovecho para añadir que esta posturita no la puedo adoptar yo ni de coña...
Foto obtenida de: http://www.bellezachicas.com/metodos-depilatorios
Pues nada, ayer tenía la visita al médico para que me quitaran la escayola.
Total, una hace lo que le enseño su abuela. Me ducho (bueno, me medio ducho, porque desde que me caí no sé lo que es darme una ducha en condiciones), me lavo el pelo y me depilo. Todo eso aderezado con unas bragas limpias y en condiciones. Y no os creáis que esto último es fácil, que con los perros en casa, es difícil no encontrar ropa interior sin la marca "Chewbaccitas" (o sea, unos cuantos agujerillos del tamaño de sus dientes).
Claro que una piensa... ¿Y de qué sirve todo esto? Porque sí, el día que me caí iba la mar de mona. Había que causar buena impresión al jefe que era con el que tenía la reunión a primera hora. Como no tenía ni tiempo ni ganas para maquillarme, me había echado una ampolla de germinal, de esas que te mantienen la piel tersa y descansada todo el día. No me sirvió para la reunión, pero si para estar mona y presentable después del lamentable suceso... y para que la gente siga opinando aquello de la rubia tonta. "Muy mona, muy mona, pero hay que ser tonta para colarse por una alcantarilla". Porque seamos sinceros, la cosa suena a chiste.
Pues ayer no me eché la ampollita, no vaya a ser que fuera la causante del mal agüero, ni me maquillé, pero por lo demás, iba perfectamente presentable para cualquier contingencia que pudiera surgir... cualquiera, menos la de quitarme la escayola. ¡¡¡Dios mio, qué pelánganos!!! pocos, pero largos. Total, que se jodió el glamour. Menos mal que en ese momento todavía me estaba curando del impacto de ver que me quitaban la escayola con una sierra circular. Ya casi cuando estaba terminando, me aclara que es una sierra de oxidación (o algo parecido) y que solo corta las partes duras. Pero cuando estás ahí, con la pata chula sobre la camilla, recordando donde tienes los costurones e intentando no respirar, no vaya a ser que ese médico tan amable, que se ha convertido repentinamente en personaje de "La matanza de Texas", se equivoque y desvíe, haciéndote un estropicio un poco mayor del que ya tienes... no sirve de mucho consuelo la explicación.
Para colmo, cuando te quita la escayola empieza a admirar su obra de arte. "Qué sequitas que están las cicatrices" "esto pinta muy bien, está muy bien", "ala, vete a hacer las radiografías y subes a consulta" "¿así? ¿no me vas a poner nada para protegerlo? ¡que tengo tres perros y un niña pequeña!" "no te preocupes que no pasa nada". Joder que no pasa nada. Primero la sensación, cuando bajas de la camilla de que te falta algo. Luego, que tienes dormida la pierna, y la piel y.. todo. Y luego que cuando estás en la sala de espera, esperando (y valga la redundancia) a que te hagan la radiografía, te deleitas admirando lo que al médico le ha faltado catalogar como "obra de arte". Y tu piensas, ¿esto está bien? ¡¡¡Esto no es mi pie!!! Está torcido, hinchado, no tengo forma de tobillo, parezco Frankenstain con los costurones, sigo sin poder plantar ¡¡¡pero qué está bien de todo esto!!! Y para colmo en la consulta me vuelve a decir que todo está muy bien y que comience a mover el pie, sin peso y sin plantar, pero para adquirir movilidad. ¡¡¡Que inútil te sientes cuando ves que es un esfuerzo tremendo mover el pie 1 cm!!!
Total, que solo he sacado una cosa en claro. Espero que con la indemnización me pueda permitir el coste de la "depilación definitiva total" y para la próxima vez, o mejor para las vacaciones, estoy glamurosa y una puede irse a la piscina o a la playa sin preocuparse de si se le notan los pelos o no. Sin estar pendiente de incluir en el neceser la skilepil (o como se escriba), las cuchillas o cualquier aparatejo depilatorio que se precie.
Ahora lo retomo para añadir: ¡¡¡Depilarse es una operación de riesgo para una embarazada!!! Vamos, que ayer estaba yo metida en faena. Piernas embadurnadas de jabón y cuchilla en mano cuando de repente ¿Dónde están mis pelos? ¡¡¡Si no me veo los pies ¿cómo voy a ver esas pequeñas monstruosidades?!!! Vamos, que lo que tengo son tres protuberancias fastidiando cualquier vista. Si, y digo bien, tres. Porque no solo crece la barriga, por lo menos yo soy todo barriga y tetas... y estas últimas también influyen a la hora de quitar visión. Si a estas dificultades le añadimos que soy miope... Las gafas en la ducha mejor ni usarlas, total si se van a empañar y voy a ver peor. Sin gafas una está más o menos acostumbrada, son ya unos cuantos años con esa tendencia a la ceguera y me guío por el tacto. De todos modos tengo que reconocer que depilarme, sobre todo las ingles, miope perdida y con impedimentos físicos para la visión y la manipulación es una auténtica aventura. Para el verano que viene quiero lucir unas piernas y axilas de escándalo y celebrar el funeral de la cuchilla con todos los honores.
Aprovecho para añadir que esta posturita no la puedo adoptar yo ni de coña...
Foto obtenida de: http://www.bellezachicas.com/metodos-depilatorios
miércoles, 5 de agosto de 2009
CINE DE VERANO
Este verano hemos podido aprovechar poquito el cine de verano, que tanto nos gusta. La pega, las sillas, pero no se puede ser perfecto.
La primera vez fue en El Mar Menor. Llevamos a Paula a ver Ice Age 3. Le gustó, aunque a la mitad ya se estaba cansando un poquito, menos mal que salió el mamut chiquitito y volvió a centrar su atención. Como comprenderéis, la segunda, ni de coña. Demasiado aguantó mi campeona. Me encantó como te cuentan lo que entienden los hombres por “hablar de sus problemas”, y como no, la ya superfamosa “ardilla” a la caza de la nuez.
La segunda vez ha sido este lunes, en Aguadulce. Este cine me gusta más. Tiene 4 salas que proyectan dos películas cada una. Si cuadran bien los horarios, puedes combinarlas. Lo mejor es el olor de los jazmines y los “pericones”, como los llama una amiga, y los gatitos paseándose por encima de las pantallas.
La opción que mejor nos venía: Asalto al tren Pelham 123 y luego, cambiar de sala y ver Transformers: la venganza de los caídos.
La primera no está mal. Suspense, aunque ya sabes cómo va a terminar. Ganan los buenos, pierden los malos y todo esto no sin antes darnos una lección de moral y patriotismo americano. Las caras de loco de Travolta, Denzel igual de guapetón, pese a los kilitos de más… y lo mejor. La pregunta al Alcalde, bobalicón y enredado en un lío de faldas, cuando dice que “cometes un error y todo el mundo opina”, seguidamente le preguntan “¿merecía la pena la chica?”, y sin pensárselo contesta con un rotundo y rápido “Sí”. No todos pueden decir lo mismo. Los hay que se lían y ni siquiera merecía la pena, ni siquiera es mejor, lo mires por donde lo mires, que lo que ya tienen. Simplemente son gilis o se comportan como tales.
No necesita presentación ninguno ¿no?
De la segunda mejor no hablar. ¡¡¡Vaya rollo!!! No es del tipo de película que me gusta, pero al menos esperas que sea entretenida y que merezca un poco la pena el dejarte el culo y la espalda en esas sillas. Pues no. Ni siquiera el prota es guapo. Eso si, alegran la vista de los varones porque la chica es un bombón (Megan Fox). Nosotras solo nos podemos deleitar medianamente con el que lleva la seguridad en la serie “Las Vegas” (creo que se llama así), Josh Duhamel. Aquí, lo mejor, sin dudar, el coche robot amarillo, con capacidad para echar indeseables que se monten en el mismo utilizando todo tipo de tácticas. ¡Si mi mazdita tuviera esa función le tendría más cariño que el que le tengo.. y me habría dado más de una alegría!
Una coincidencia es que se repitan en las dos pelis dos actores. Uno obvio y conocido, John Turturro (por cierto, cada vez le veo con la boca más torcida), el segundo, con el que le demuestro una vez más a mi gordito que se me da mejor la fisionomía que a él, que lo ponía en duda, Ramón Rodriguez (otro más mono que el protagonista).
El coche de mis sueños con Ramón Rodriguez.
Bombonazo de chica que no puede faltar en peli de acción que se precie... o eso parece en los últimos tiempos.
Ahora vamos a ver si llevamos a Paula a ver Up… ya os contaré.
* Todas las fotos han sido obtenidas de sensacine.com
La primera vez fue en El Mar Menor. Llevamos a Paula a ver Ice Age 3. Le gustó, aunque a la mitad ya se estaba cansando un poquito, menos mal que salió el mamut chiquitito y volvió a centrar su atención. Como comprenderéis, la segunda, ni de coña. Demasiado aguantó mi campeona. Me encantó como te cuentan lo que entienden los hombres por “hablar de sus problemas”, y como no, la ya superfamosa “ardilla” a la caza de la nuez.
La segunda vez ha sido este lunes, en Aguadulce. Este cine me gusta más. Tiene 4 salas que proyectan dos películas cada una. Si cuadran bien los horarios, puedes combinarlas. Lo mejor es el olor de los jazmines y los “pericones”, como los llama una amiga, y los gatitos paseándose por encima de las pantallas.
La opción que mejor nos venía: Asalto al tren Pelham 123 y luego, cambiar de sala y ver Transformers: la venganza de los caídos.
La primera no está mal. Suspense, aunque ya sabes cómo va a terminar. Ganan los buenos, pierden los malos y todo esto no sin antes darnos una lección de moral y patriotismo americano. Las caras de loco de Travolta, Denzel igual de guapetón, pese a los kilitos de más… y lo mejor. La pregunta al Alcalde, bobalicón y enredado en un lío de faldas, cuando dice que “cometes un error y todo el mundo opina”, seguidamente le preguntan “¿merecía la pena la chica?”, y sin pensárselo contesta con un rotundo y rápido “Sí”. No todos pueden decir lo mismo. Los hay que se lían y ni siquiera merecía la pena, ni siquiera es mejor, lo mires por donde lo mires, que lo que ya tienen. Simplemente son gilis o se comportan como tales.
No necesita presentación ninguno ¿no?
De la segunda mejor no hablar. ¡¡¡Vaya rollo!!! No es del tipo de película que me gusta, pero al menos esperas que sea entretenida y que merezca un poco la pena el dejarte el culo y la espalda en esas sillas. Pues no. Ni siquiera el prota es guapo. Eso si, alegran la vista de los varones porque la chica es un bombón (Megan Fox). Nosotras solo nos podemos deleitar medianamente con el que lleva la seguridad en la serie “Las Vegas” (creo que se llama así), Josh Duhamel. Aquí, lo mejor, sin dudar, el coche robot amarillo, con capacidad para echar indeseables que se monten en el mismo utilizando todo tipo de tácticas. ¡Si mi mazdita tuviera esa función le tendría más cariño que el que le tengo.. y me habría dado más de una alegría!
Una coincidencia es que se repitan en las dos pelis dos actores. Uno obvio y conocido, John Turturro (por cierto, cada vez le veo con la boca más torcida), el segundo, con el que le demuestro una vez más a mi gordito que se me da mejor la fisionomía que a él, que lo ponía en duda, Ramón Rodriguez (otro más mono que el protagonista).
El coche de mis sueños con Ramón Rodriguez.
Bombonazo de chica que no puede faltar en peli de acción que se precie... o eso parece en los últimos tiempos.
Ahora vamos a ver si llevamos a Paula a ver Up… ya os contaré.
* Todas las fotos han sido obtenidas de sensacine.com
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