Somos el resultado de nuestras vivencias y de lo que nos hemos dejado moldear por los personajes que forman parte de ellas.
miércoles, 29 de julio de 2009
CAMBIO DE PLANES
Ayer lo teníamos todo preparado para la tarde. Después de aguantar una mañana sofocante de calor, íbamos a tener una refrescante tarde en la piscina de unos amigos. Además, después de bastante tiempo sin hacerlo, Paula había dormido una edificante siesta de dos horas. Tiempo en el cual yo he cometido el error de, en vez de solidarizarme con su idea, he pensado, voy a leer un poquito. ¿Poquito? ¿Cuando es poquito si existe la posibilidad de zambullirte en un libro? Menos mal que luego tuve una relajante cita de hora y media, con masajito facial incluído, que contribuyó a mi recuperación.
El caso es que cuando salíamos por la puerta nos llamaron nuestros amigos para decir que no podía ser. Después de comentarles la crueldad de su decisión (hombre, eso no se hace, te ponen el caramelito en la boca y luego te lo quitan), al gordito se le ha ocurrido un cambio de planes. WARNER. ¡Genial idea! Ahí tenemos "cacharritos", como llama Paula a las atracciones y opción a refrescarse con agua.
Nuestra pitufa se lo ha pasado genial. Correo aéreo, chorros de agua, aviones, tazas, minilanzadera... y hasta en lo que me puedo colar yo (no dejan montarse ni en los caballitos a las embarazadas), unos soporíferos cochecitos en los que nos hacen ponernos un cinturón de seguridad ¡¡¡si no hace falta, es tan estrecho que quedamos encajados!!! Vamos, que casi hay que sentarse y levantarse a la vez para poder entrar.
La verdad es que una de nuestras mejores inversiones ha sido el bonoparques y este año el superbono. Quizá el desembolso inicia sea medianamente importante, pero se le saca rendimiento. Como la sensación, una vez pagado, es que no te cuesta entrar, recoges a los peques de la guarde-cole un día de diario de invierno y les llevas al Zoo. O te acercas al Parque de Atracciones para montar en dos de los cacharritos. En este caso, como están cerca, puedes hacer doblete. O como hoy, llegar a las 19 horas a la Warner, explotar la zona infantil y ya tienes un día en Madrid un poco diferente y entretenido para todos.
Recomedaciones a todos aquellos que lo obtengan de nuevas:
- Hacerlo el primer día, ya que te descuentan la entrada. Si al final lo vas a hacer ¿para qué pagar más? Nosotros fuimos unos pringaillos en eso y pagamos tres días, al tercero nos decidimos.
_ Si lo vas a sacar a la vuelta del verano, espera a Octubre. Los años anteriores, a partir del día uno de ese mes te regalaban Octubre, Noviembre y Diciembre y el bono que pagabas era el del año siguiente.
_ Aprovechar las buenas ofertas. Nosotros sacamos el superbono al inicio. Por 25 € más cada uno tenías el pase anual de la Warner. Menos de lo que cuesta una entrada. La última vez que lo miré me suena que había subido sustancialmente... Ahí sí estuvimos hábiles.
Más opciones:
_ La Casa Encendida. Por 1 ó 2 € puedes ver teatro, títeres, cine, conciertos... todo con los peques.
_ Títeres en El Retiro. Lo malo es que creo que ahora en verano es una hora en la que da bastante el sol, pero no os fieis del todo de mi.
_ La oferta del Teatro que hay bajo Colón. No me acuerdo cómo se llama, creo que Fernán Gómez (Centro Cultural de La Villa). Tampoco es cara. Cuando Paula tenía meses la llevé a escuchar "El Carnaval de los Animales" con una representación de títeres fantástica.
La única pega para La Casa Encendida y Colón, es que en algunas solo se permite un adulto por niño... A nosotros, a partir de este invierno, ya no nos hará falta que uno se quede en la puerta esperando :-)
Aquí el pequeño rinoceronte no llegaba a los dos meses. Me encanta.
La primera vez que vimos a los hipopótamos activos. Generalmente están tumbaditos en una charca de barro y tenemos que hacer verdaderos esfuerzos por diferenciar qué es lodo y qué parte corresponde al animal.
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martes, 28 de julio de 2009
RECIÉN PARIDA (EL PAÍS.COM)
Me ha encantado, así que os lo pongo íntegro. Me he reído un rato, hasta con las cosas que no comulgo. Espero que os lo paseis igual de bien. Gracias "gordita" por pasármelo:
LUZ SÁNCHEZ-MELLADO
RECIÉN PARIDA
Mañana vuelvo al trabajo después del parto. No veo el momento. Voy más ancha que larga. He empalmado el permiso de maternidad y las vacaciones, pero 20 semanas no son nada para desembarazarse de los kilos del embarazo. Cuando llegué a 22 dejé de contarlos y aún tardé tres semanas en parir. Lo de dar a luz es un eufemismo de revista femenina. Lo mío fue un parto como está mandado. A pelo.
Me dejaron en dilatación diciéndome que iba para largo. Pero a la hora, mientras me clavaban en el lomo la banderilla de la epidural, vino la matrona, me metió mano y empezó a chillar que al paritorio, que ya. "Estas cuarentonas no tienen término medio, o van a cesárea o se les cae el crío a plomo", oí que le decía a otra mocosa por lo bajinis. Me dolió, mira tú. Una cosa es ser primípara añosa y otra que te lo recuerden cuando estás en un ay, sudando a mares y con el culo al aire.
El celador fue más amable. "Levanta el culete, que nos vamos", va y me dice el tipo, un yogurín cosidito de piercings. ¡Culete!, a mí, con semejante pandero. Qué mono. La niña salió en tres empujones, eso sí. Acababan de coserme los puntos de la episiotomía cuando noto un cosquilleo en los bajos. La epidural. Más vale tarde que nunca. No pegué ojo en tres días, pero tuve las piernas dormidas toda la noche, algo es algo.
De la lactancia ni hablamos. Que me perdonen las de la Liga de la Leche, pero yo me rajo. Aún tengo los pezones como badajos después de semanas ordeñándomelos sin saciar a la criatura. Desde que le enchufé biberones como extintores cada tres horas fue otra niña. Y yo, otra mujer.
Con mi poquita de depresión posparto, vale. Que parece que sólo la tienen las famosas. Que si Brooke Shields, o Gwyneth Paltrow, o cualquier guiri con glamour se confiesa en el Hola, le hacemos la ídem muertas de la empatía: qué sencilla, qué humana, cómo sufre. Pero tú, que tenías tantas ganas. Tú, que casi se te socarra el arroz esperando al padre perfecto. Tú, que te has pasado dos años en reproducción asistida visto que no aparecía. Tú ¿de qué te quejas, mona? De la vida. Mañana vuelvo al curro. Vuelvo a ser persona. No una alienígena como esa Miranda Rijnsburger, señora de Julio Iglesias, que salía de la clínica con los gemelos en brazos y los pitillo bailándole en las caderas. A mí también me baila la ropa. Me he agenciado un surtido de blusas flotantes y bombachos tipo Bollywood que ni me rozan las lorzas. Igual creo tendencia en la empresa. Para algo soy la jefa.
Para quien quiera leerlo del original, aquí os pego el enlace: http://www.elpais.com/articulo/revista/agosto/RECIEN/PARIDA/elpepirdv/20090728elpepirdv_2/Tes
LUZ SÁNCHEZ-MELLADO
RECIÉN PARIDA
Mañana vuelvo al trabajo después del parto. No veo el momento. Voy más ancha que larga. He empalmado el permiso de maternidad y las vacaciones, pero 20 semanas no son nada para desembarazarse de los kilos del embarazo. Cuando llegué a 22 dejé de contarlos y aún tardé tres semanas en parir. Lo de dar a luz es un eufemismo de revista femenina. Lo mío fue un parto como está mandado. A pelo.
Me dejaron en dilatación diciéndome que iba para largo. Pero a la hora, mientras me clavaban en el lomo la banderilla de la epidural, vino la matrona, me metió mano y empezó a chillar que al paritorio, que ya. "Estas cuarentonas no tienen término medio, o van a cesárea o se les cae el crío a plomo", oí que le decía a otra mocosa por lo bajinis. Me dolió, mira tú. Una cosa es ser primípara añosa y otra que te lo recuerden cuando estás en un ay, sudando a mares y con el culo al aire.
El celador fue más amable. "Levanta el culete, que nos vamos", va y me dice el tipo, un yogurín cosidito de piercings. ¡Culete!, a mí, con semejante pandero. Qué mono. La niña salió en tres empujones, eso sí. Acababan de coserme los puntos de la episiotomía cuando noto un cosquilleo en los bajos. La epidural. Más vale tarde que nunca. No pegué ojo en tres días, pero tuve las piernas dormidas toda la noche, algo es algo.
De la lactancia ni hablamos. Que me perdonen las de la Liga de la Leche, pero yo me rajo. Aún tengo los pezones como badajos después de semanas ordeñándomelos sin saciar a la criatura. Desde que le enchufé biberones como extintores cada tres horas fue otra niña. Y yo, otra mujer.
Con mi poquita de depresión posparto, vale. Que parece que sólo la tienen las famosas. Que si Brooke Shields, o Gwyneth Paltrow, o cualquier guiri con glamour se confiesa en el Hola, le hacemos la ídem muertas de la empatía: qué sencilla, qué humana, cómo sufre. Pero tú, que tenías tantas ganas. Tú, que casi se te socarra el arroz esperando al padre perfecto. Tú, que te has pasado dos años en reproducción asistida visto que no aparecía. Tú ¿de qué te quejas, mona? De la vida. Mañana vuelvo al curro. Vuelvo a ser persona. No una alienígena como esa Miranda Rijnsburger, señora de Julio Iglesias, que salía de la clínica con los gemelos en brazos y los pitillo bailándole en las caderas. A mí también me baila la ropa. Me he agenciado un surtido de blusas flotantes y bombachos tipo Bollywood que ni me rozan las lorzas. Igual creo tendencia en la empresa. Para algo soy la jefa.
Para quien quiera leerlo del original, aquí os pego el enlace: http://www.elpais.com/articulo/revista/agosto/RECIEN/PARIDA/elpepirdv/20090728elpepirdv_2/Tes
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viernes, 24 de julio de 2009
EMBARAZADAS
Ayer iba andando por la calle y me di cuenta de que hay una serie de tics que repetimos las embarazadas inconscientemente:
1.- Tocarnos la barriga. Es instintivo ¿Protector? ¿Placentero? Yo diría que más bien es la unión de las dos. Es un intento de proteger el "envase" donde se está gestando nuestra querida criatura, pero además se une el placer de mantener contacto con ella. Más que acariciarnos la barriga acariciamos a nuestro bebé. Le hablamos e incluso, podría añadir, que jugamos con él. Yo, por lo menos, me acuerdo de jugar con Paula. Ella me daba pataditas y yo le devolvía toquecitos con mis dedos. Así podíamos pasar un buen rato.
2.- Las manos en jarras. No es chulería ¡¡¡es dolor de riñones!!! Dios, las lumbares. En mi primer embarazo tenía más dolor de ciática, lumbago. Ahora es el pie malo, obviamente el sobrepeso no le beneficia nada a mi pie roto y restaurado, y la ciática. El dolor de lumbares no es lumbago en este caso, o al menos no lo asocio a ello. Es más bien postural y me afecta más al lado izquierdo. De hecho, me duele a rabiar en el transporte, coche, autobús y menos mal que no he probado el avión, con sus largas esperas además del trayecto. Y el llamado "burrito de San Fernando" (para los que no lo sepan: unas veces a pie y otras andando), ahí también me machaca el dolor de riñones.
3.- El andar mostrando orgullosas las barrigas, que no responde a otra cosa que al intentar mantener nuestro centro de gravedad que día a día va cambiando. En mi caso vertiginosamente ¡¡¡qué barriga!!! Recuerdo, en el embarazo de Paula, que estaba recibiendo clases de danza del vientre. Una vez me quedé embarazada y esa pelota estomacal comenzó a crecer y crecer, el hacer giros resultaba altamente peligroso. No obstante reconozco que yo si estoy enormemente orgullosa de mi barrigota y de mi estado y lo luzco alegremente. De hecho, me encanta ponerme cosas ceñidas que lo hagan más evidente si cabe.
4.- El "espatarre". Este viene a ocurrir básicamente al final del embarazo, cuando el bebé comienza a encajarse, preparándose para su futura expulsión. Yo creo que ya ando espatarrada y eso que me queda bastante para el final. ¿Es este embarazo tan diferente al anterior? Mi bebé no está encajado ni en broma ¡¡¡Total no salta!!!
Por todo esto y mucho más, que seguro que no se me ha ocurrido, aún no entiendo como la gente evita mirarte en el metro, el autobús y luego, si te sientes con el valor de decir algo, responden con un "es que no sabía si estabas gordita o embarazada". Vamos, que hay signos que son obvios y no creo que pasen desapercibidos tan fácilmente. Por otro lado me niego a pensar que estamos rodeados de maleducados y desconsiderados, que te arrean codazos y empujones con tal de "pillar" un asiento antes que tu. Más bien prefiero pensar que estamos rodeados de analfabetos, y de los gordos, de los que no saben ni leer los pictogramas tan claros que se encuentran en los cristales del transporte público.
1.- Tocarnos la barriga. Es instintivo ¿Protector? ¿Placentero? Yo diría que más bien es la unión de las dos. Es un intento de proteger el "envase" donde se está gestando nuestra querida criatura, pero además se une el placer de mantener contacto con ella. Más que acariciarnos la barriga acariciamos a nuestro bebé. Le hablamos e incluso, podría añadir, que jugamos con él. Yo, por lo menos, me acuerdo de jugar con Paula. Ella me daba pataditas y yo le devolvía toquecitos con mis dedos. Así podíamos pasar un buen rato.
2.- Las manos en jarras. No es chulería ¡¡¡es dolor de riñones!!! Dios, las lumbares. En mi primer embarazo tenía más dolor de ciática, lumbago. Ahora es el pie malo, obviamente el sobrepeso no le beneficia nada a mi pie roto y restaurado, y la ciática. El dolor de lumbares no es lumbago en este caso, o al menos no lo asocio a ello. Es más bien postural y me afecta más al lado izquierdo. De hecho, me duele a rabiar en el transporte, coche, autobús y menos mal que no he probado el avión, con sus largas esperas además del trayecto. Y el llamado "burrito de San Fernando" (para los que no lo sepan: unas veces a pie y otras andando), ahí también me machaca el dolor de riñones.
3.- El andar mostrando orgullosas las barrigas, que no responde a otra cosa que al intentar mantener nuestro centro de gravedad que día a día va cambiando. En mi caso vertiginosamente ¡¡¡qué barriga!!! Recuerdo, en el embarazo de Paula, que estaba recibiendo clases de danza del vientre. Una vez me quedé embarazada y esa pelota estomacal comenzó a crecer y crecer, el hacer giros resultaba altamente peligroso. No obstante reconozco que yo si estoy enormemente orgullosa de mi barrigota y de mi estado y lo luzco alegremente. De hecho, me encanta ponerme cosas ceñidas que lo hagan más evidente si cabe.
4.- El "espatarre". Este viene a ocurrir básicamente al final del embarazo, cuando el bebé comienza a encajarse, preparándose para su futura expulsión. Yo creo que ya ando espatarrada y eso que me queda bastante para el final. ¿Es este embarazo tan diferente al anterior? Mi bebé no está encajado ni en broma ¡¡¡Total no salta!!!
Por todo esto y mucho más, que seguro que no se me ha ocurrido, aún no entiendo como la gente evita mirarte en el metro, el autobús y luego, si te sientes con el valor de decir algo, responden con un "es que no sabía si estabas gordita o embarazada". Vamos, que hay signos que son obvios y no creo que pasen desapercibidos tan fácilmente. Por otro lado me niego a pensar que estamos rodeados de maleducados y desconsiderados, que te arrean codazos y empujones con tal de "pillar" un asiento antes que tu. Más bien prefiero pensar que estamos rodeados de analfabetos, y de los gordos, de los que no saben ni leer los pictogramas tan claros que se encuentran en los cristales del transporte público.
viernes, 17 de julio de 2009
¡AY QUÉ CALÓ, QUÉ CALÓ TENGO...
... que guapa soy y que tipo tengo.
Pues eso que aprovecho, completo el estribillo y me lo digo todo. Porque una es así.
Eso si, no me pregunteis de quien es. Únicamente tengo el recuerdo de Elenita, unas vacaciones en Almería, cantándolo reiteradamente hasta el aburrimiento... solo que ella nunca aburre.
Pues eso que aprovecho, completo el estribillo y me lo digo todo. Porque una es así.
Eso si, no me pregunteis de quien es. Únicamente tengo el recuerdo de Elenita, unas vacaciones en Almería, cantándolo reiteradamente hasta el aburrimiento... solo que ella nunca aburre.
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