Somos el resultado de nuestras vivencias y de lo que nos hemos dejado moldear por los personajes que forman parte de ellas.
miércoles, 25 de noviembre de 2009
HISTORIAS DE PARTOS
Se acerca el día. La verdad es que viendo mis dimensiones todos pensábamos que el pequeñajo se dejaría ver antes, pero se está haciendo de rogar.
No sé si a vosotros os pasa lo mismo, pero a mi, en cuanto me quedo embarazada, no paro de ver a gorditas. Si busco carro, no paro de ver padres con carritos de bebés. Vamos, que cuando me pusieron las gafas en el cole y jugábamos al baloncesto, todas los balones desviados iban al mismo sitio.
Ahora lo que me pasa es que me cuentan historias de partos, por cierto, bastante curiosas.
El otro día una amiga me comentaba que su prima parió en el cuarto de baño. La cosa fué más o menos así: "Cariño, tengo molestias, no son dolores, pero no sé por qué me da que estoy de parto. Anda, llama a tu padre que venga a quedarse con la niña, mientras voy al baño". En esto que en el baño le da un dolor muy fuerte y cuando se quiere dar cuenta tiene al niño fuera. "¡Menos mal que lo noté que sino se cae al suelo!". Total, el marido histérico, recogiendo, limpiando y vomitando a la vez. Llamada a urgencias que les dicen que no corten el cordón pero que lo aten. El padre que coge a la madre y al bebé y les lleva a la cama. Llegada de ambulancia que les acerca al hospital. Mismo ginecólogo que en el anterior parto. Cosa rara, reconoce a la parturienta y le pregunta "¿pero es que tú no puedes tener un parto normal?" (en el anterior la "niña" iba a a ser niño hasta que nació, por lo que la madre, al ponérsela encima, dijo algo así como que no era suya ¡si esperaba un bebote!). En la revisión comprueban que la madre y el niño están estupendos. Ella sin episotomía y el bebé ¿cómo va a estar si se ha mantenido todo el rato en los brazos de su madre?. Al darles el alta al día siguiente le ofrecen a la madre un psicólogo para superar la situación y ésta responde: "¿Para mi?" y, señalando al padre, "para él que es el traumatizado". El pobre padre solo hacía que pensar que tenía que cambiar el colchón nuevo, porque ya se había estropeado, y que también tenía que cambiar el suelo del cuarto de baño, porque tiene una mancha imborrable de sangre. Yo tengo que reconocer que, según me lo contaban, estaba pensando ¿cambiar el suelo? ¿quitarlo? ¡¡¡Yo pondría un graffiti indicando "Aquí nació mi hijo"!!!.
Comentándolo con otra amiga, me contó el caso de su hermana. Resulta que un día le dió por las naranjas. Vamos, que para que no saliera con la famosa mancha de antojo la chiquitina, se comió ella solita un kilo. Esa noche como comprenderéis la tripa no le dejaba en paz. Ella no hacía más que ir al baño, aunque el caso es que no salía nada. Bueno, nada, nada... cuando se quiso dar cuenta tenía la cabeza de su hija entre las piernas. Según ella, si se descuida cae a la taza. El marido llamando al vecino y entre los dos la llevan al hospital. A todo esto ella reteniendo a la peque entre las piernas. Llegan al Doce de Octubre, y cunado el padre quiere volver del coche con las cosas la peque ya ha nacido. Y eso, que como dice él, aparca en la puerta debido a su invalidez, que tiene que andar con muletas.
Hoy ponemos la radio en el coche y están terminando de relatar un nacimiento en un tren de la India. Por lo que oímos el peque ha nacido en un water del tren y se ha caído a la vía. La madre se desmayó tras el alumbramiento durante unos minutos y cuando se recupera consigue avisar a su familia. Paran el tren y varios hombres se lanzan en su búsqueda. Gracias a Dios, Buda o quien sea, el bebé, pese al golpetazo, el tiempo hasta que le recojen, etc, está sano y salvo. Ahora permanece ingresada (fue una niña) debido a su nacimiento prematuro, pero no a las condiciones sépticas de su nacimiento.
Y para terminar el relato de otra amiga que con muy buen humor y sensibilidad comenta el parto de su segunda hija. Cómo te surgen las dudas de saber si estás o no de parto, ya que las contracciones no son ni tan dolorosas, ni tan rítmicas como te han contado. Cuando, al comenzar a estar segura, ya todo se ha acelerado. No hay tiempo. Hay que dejar a la peque mayor en el cole, mientras viene el cuñado para hacerlo, se dedica a hacer las cosas de la casa y a preparar a su hija. Entonces se pregunta ¿podría hacer todo esto si de verdad estoy de parto? Por fin salen hacia la clínica y se encuentran con un atasco impresionante que no les permite avanzar nada. Da igual que hagas sonar el claxon, que saques los famosos pañuelos blancos por la ventana.. los coches no se mueven. Ya se plantea pasar al asiento trasero para poder dar a luz, porque no aguanta más. Por fin un coche de la policía se pone a su lado y les dice que le sigan. Con una carrera digna de película, se plantan en diez minutos en la clínica. Al llegar allí, comenta que está en expulsivo, y la chica de la recepción sale corriendo a por una silla de ruedas. Cuando la encuentra se gira y ve que mi amiga le ha estado siguiendo por todo el hospital. Esa misma chica le comenta que como llega tan mal que le atienda el primero de los ginecólogos que vean. "Si hombre, he dejado pasar 4 hospitales, y ahora a 50 metros de mi ginecólogo, me van a llevar a otro que lo primero que va a hacer es ponerme en un potro". Total, que va gritando por los pasillos el nombre de su gine, para que quede claro y para encontrarle antes. Por fin entra en la sala, en penumbra, sin casi instrumental y en la que le dan a elegir cómo quiere parir. Le ha costado, pero tiene su parto natural. Un parto respetado y que no le importaría repetir. Lo podéis leer por ella, mejor contado y de primera mano, en http://www.criarconelcorazon.org/ la pestaña "vivencias" (abajo), y el post de "Flavia". Merece la pena hacerlo.
Vamos, con todo esto y lo hipocondríaca que es una en ocasiones, de verdad que cuando voy al baño ya lo hago bastante mosca... ¿Serán gases? ¿Retortijones? ¿O estaré pariendo? Y aunque suene escatológico, no sé si acolchar la taza para amortiguar el golpe o ponerme la mano delante por si noto la cabeza de mi hijo salir corriendo hacia un lugar más cómodo. Aunque con el tamaño que me han dicho que tiene, no creo que me pase como a la mujer del tren.
Sé que todos estos son partos "anormales", en el sentido de que no son los que estamos acostumbrados a escuchar, pero sinceramente, son el parto que me gustaría tener. Partos naturales, expontáneos, y no esos medicalizados a los que nos someten ahora. Esos en los que parece que el cuerpo de la mujer no está preparado para engendrar y parir un hijo. No olvidemos que somos animales y que tenemos instinto... aunque intenten anulárnoslo.
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